Poesía
domingo, 27 de noviembre de 2011
Bitácora(25 al 27 de Octubre 2011)
Expocision de Bretzny aceerca del vanguardismo el cual esta compuesto por muchos ismos
viernes, 18 de noviembre de 2011
Bitácora(14 al 17 de Noviembre)
El lunes expuse acerca del romanticismo, luego Cindy hablo del Simbolismo que se trata del lado oscuro de la poesía,el lic. hablo del parnasionismo que es una posia impersonal, enfocada más en la forma y no en el fondo.
lunes, 7 de noviembre de 2011
Bitácora ( 7 al 10 e Noviembre)
Exposición de Roger acerca del Neoclasisismo, se dio en poesía bucolica y en fábulas porque la base era cientifica no eran muy sentimentales.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Bitácora(del 1 de Noviembre al 5)
El licenciado hablo acerca del Barroco, en esta época el pueblo hispano sufrio mucho mientras tanto los reyes derrochaban los bienes en sus muchas vanidades y en guerras. La gente escribia poesía para divagar la mente y no pensar en la problemática del estado.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
jueves, 27 de octubre de 2011
Lírica Renacentista
Las relaciones políticas, guerreras, religiosas y literarias entre Italia y España desde la mitad del siglo XV, hicieron que existiera un amplio intercambio cultural entre estos dos países. El pasado de dos ilustres valencianos, Calixto III y Alejandro VI, sirvió para estrechar las relaciones culturales entre Castilla, el Reino de Aragón, Cataluña y Roma. En Italia se editaban o traducían las obras literarias españolas de mayor relieve, como el Amadís de Gaula, La Celestina, Cárcel de Amor o las composiciones poéticas de Jorge Manrique e Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, así como las compilaciones de producciones populares como los villancicos y los romances. Otro tanto sucedía en España con obras italianas, como la Jerusalén liberada, de Torcuato Tasso.El humanismo en España
A pesar de que en 1492 la Reconquista había finalizado con la toma de Granada, reino musulmán, y los judíos habían sido expulsados de la península Ibérica con el Edicto de Granada, seguían conviviendo las tres religiones; el judaísmo, el islam y el cristianismo, esta última mayoritaria y ostentadora del poder político. Es así como la Inquisición pasa a ser un órgano dependiente del Estado y no sólo de la Iglesia, y ejerce presión para que se termine expulsando a los antes tolerados.
La situación de España siempre fue muy compleja pero aun así el humanismo logró mantener su carácter innovador, a pesar de las interferencias que limitaron el estudio de los clásicos.
Durante el gobierno de los Reyes Católicos cabe destacar la labor de Antonio de Nebrija (1442-1522), autor de la primera Gramática castellana.
Por otra parte, el gran mecenas durante el humanismo fue el cardenal Gonzalo Jiménez de Cisneros, lo que contrasta en parte con el resto de su prelado por su origen humilde y su carácter austero y el haber puesto su mayor empeño en reformar las costumbres de indisciplina entre las órdenes religiosas. La reforma tenía que ser fruto de una reforma a la educación, y aunque no fuera erudito fue el máximo protector de los nuevos estudios. En 1498 fundó la Universidad de Alcalá de Henares, que superó en prestigio e influencia a todas las demás excepto la de Salamanca, su mayor rival.
La orientación de su reforma coincidía en parte con las ideas de Erasmo en un momento en que el erasmismo era la doctrina pujante en Europa y en España por supuesto, protegida por el rey Carlos I.
También durante la época era común una obra como la de Pedro Mexía, quien recopiló una miscelánea de información científica. Es un ejemplo de la tendencia renacentista a la idealización, pues se tenía la convicción de que la sabiduría puede extraerse de la gente común, cuya pura tradición la ha conservado, porque el pueblo está y siempre estuvo cerca de la naturaleza.
Dentro del idealismo y el humanismo del Renacimiento están muy bien representadas las controversias de la actividad colonial de España en el nuevo mundo. El principal promotor fue el fraile dominico Bartolomé de las Casas,Garcilaso de la Vega
Artículo principal: Garcilaso de la Vega
Garcilaso.jpg
Garcilaso de la Vega (1501-1536) cortesano y soldado de la época del emperador Carlos V. Es prácticamente imposible rehacer su vida externa sin detalles autobiográficos inspirados en mayor parte por la portuguesa Isabel Freire, pasando primero por los celos de su boda, y después por el dolor de su muerte. La poesía garcilasiana se vincula con tres nombres principales: Virgilio, Petrarca y Sannazaro (de Virgilio rescata la expresión del sentimiento, de Petrarca, la métrica y la indagación en los estados de ánimo y de Sannazaro, su nivel artístico).
Se destacó por la riqueza expresiva de sus versos ejemplificados por Dámaso Alonso en la égloga II, perfecta imbricación de recursos técnicos para acercar al lector a la comprensión en plenitud del lenguaje poético. Hay tres motivos esenciales: la dulzura, la tristeza y la gravedad. Parker destacó su simetría, y Clarke su perspectiva psicológica, etc.
La materia poética de Garcilaso está constituida por las vivencias de un espíritu agitado entre impulsos contradictorios, sumido en la conformidad o refugiado en sueños de hermosura. Pero estos estados del alma se han encontrado con moldes propios de la tradición literaria, que han actuado sobre el contenido sentimental y sobre la expresión, intensificándolos o filtrándolos.
Garcilaso comienza a preocuparse de la belleza del mundo exterior, de la hermosura femenina, después del paisaje. Pero nunca desaparecen rasgos hispánicos característicos como la gravedad y la digna contención, o la voluntad de perderse. Están presentes elementos del dolce stil nuovo, que le impulsan a idealizar el amor presentándolo como estímulo de la espiritualidad
[editar] Castillejo
Dentro de la llamada línea tradicional destaca la figura de Cristóbal de Castillejo, de quien se han tomado muy rígidamente sus poemas amorosos, ajustados a los tópicos del amor cortés, y sus sátiras. Ha sido percibido como un espíritu imbuido del ideal erasmista y dotado de una superioridad moral por encima de la bajeza cortesana. En su obra hay mezcla de jocosidad y moralismo. Estuvo en contra de la escuela italianizante, por estar encabezando la defensa de la lengua nacional del nuevo imperio, quien postulaba que esta lengua superaría y revitalizaría la insustancialidad y amaneramiento de las coplas castellanas de su tiempo, ya alejadas de los modelos anteriores. Este vitalismo suponía la incorporación de elementos folclóricos y tradicionales, la tendencia populista erasmista del refrán y del coloquio y el nacionalismo lingüístico literario.
[editar] Juan Boscán
Artículo principal: Juan Boscán
Juan Boscán Almogaver (o Joan Boscà i Almogàver, Barcelona, 1493 - Perpiñán, 1542), poeta y traductor catalán en lengua castellana del Renacimiento.
De familia noble, recibió una excelente formación humanística y sirvió en la Corte de los Reyes Católicos y después en la del emperador Carlos I de España. Fue preceptor del Duque de Alba. En la Corte conoció a otro gran poeta amigo suyo, don Diego Hurtado de Mendoza; éste le dirigió la famosa Epístola a Boscán. El caballero catalán se casó con una culta dama valenciana, doña Ana Girón Rebolledo. Viajó a Italia como embajador español. Allí encontró al caballero toledano Garcilaso de la Vega, con quien entabló una gran amistad; seguramente al aprecio que Boscán sentía por la obra del poeta valenciano Ausiàs March se deben las reminiscencias de éste que hay en algunas de las composiciones del poeta manchego.
Boscán, que había cultivado con anterioridad la conceptuosa y cortesana lírica cancioneril, introdujo el verso endecasílabo y las estrofas italianas (soneto, octava real, terceto encadenado, canción en estancias), así como el poema en endecasílabos blancos y los motivos y estructuras del Petrarquismo en la poesía castellana. Se persuadió de ello en una conversación con su amigo, el embajador veneciano y humanista Andrea Navagiero, en los jardines del Generalife, en Granada, como contó él mismo, ya que éste le animó a intentar esa experiencia poética.
Convenció de esta novedad también a sus amigos Garcilaso de la Vega y don Diego Hurtado de Mendoza y escribió el manifiesto de la nueva estética italianizante del Renacimiento en una epístola nuncupatoria dirigida "A la duquesa de Soma" que puso como prólogo a uno de sus volúmenes de poesías. Otros caballeros, sin embargo, tenían un concepto más nacionalista del Renacimiento, como por ejemplo Cristóbal de Castillejo, e hicieron ver amablemente su disconformidad en sátiras contra el nuevo estilo. La novedad del endecasílabo, sin embargo, arraigó al lado del octosílabo como el verso más usado en la lírica española y desde entonces el dodecasílabo, con un ritmo machacón y menos flexible que el del endecasílabo, fue arrinconado y preterido en favor del endecasílabo cuando había que tratar temas importantes. La poesía castellana quedó así enriquecida con nuevos versos, estrofas, temas, tonos y recursos expresivos.
El poema Hero y Leandro de Boscán es el primero que trata de temas legendarios y mitológicos clásicos. Por otra parte, su Epistola a Mendoza introduce en España el modelo de la epístola moral como un género poético imitado de Horacio, donde se expone el ideal del sabio estoico con su prudente moderación y equilibrio.
Estudios modernos han desterrado la idea infundada de la dureza y sequedad de sus versos con el pretexto de que no era un hablante nativo de castellano. Fuera de un amplio cancionero petrarquista, Boscán demostró su dominio del castellano traduciendo además Il libro del cortegiano (1528) del humanista italiano Baldassare Castiglione con el título de El Cortesano (1534) en una modélica prosa renacentista esmaltada de germinaciones ciceronianas. Además, preparó la edición de las obras de su amigo Garcilaso de la Vega junto a las suyas, si bien murió antes de poder culminar el proyecto, por lo que su viuda imprimió la obra en 1543 en el taller de Carles Amorós, en Barcelona, con el título Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega. Hijo de una noble familia, su padre, Bernardo, era patricio y embajador veneciano y tan amante de la literatura que llegó a levantar un monumento a Dante en Rávena. Erigió luego uno en Florencia (1478–1480) y, más tarde, otro en Ferrara (1498). De esta suerte pudo conocer las cortes de Lorenzo el Magnífico y de Alfonso de Este, en las cuales los literatos eran muy apreciados. Con sus primeras experiencias cortesanas se mezclaron los estudios clásicos realizados en la escuela mesinesa del helenista Constantino Lascaris (1492) y, en Padua, bajo la dirección de Nicolò Leonico Tomeo.
El generoso acogimiento de Guidobaldo de Montefeltro y de su esposa Isabel Gonzaga, objeto del cálido elogio del autor, le disuadieron de su intento de retirarse a la abadía de la Croce dell'Avellana, cerca de Urbino. Por lo demás el carácter de Pietro Bembo no se avenía bien con la humildad monástica, no sólo por su independencia, sino por los gustos que demostraba a la manera de su modelo, el humanista Petrarca. Residió en Urbino entre los años 1506 y 1512, y allí conoció al gran pintor Rafael y al cardenal Juan de Médicis, el futuro papa León X.
Gracias a Juliano de Médici, tomó el cargo de secretario personal de éste cuando fue nombrado pontífice, como Clemente VII, y marchó a Roma como secretario de cartas latinas para redactar en perfecto latín ciceroniano las bulas pontificias. Este período romano (1512–1519) es denominado «ciceroniano» a causa de su defensa de la imitatio ciceroniana (imitación de la lengua y sintaxis de un sólo autor latino considerado modélico, Cicerón) frente a la imitatio eclectica que pregonaban los humanistas discípulos de Erasmo de Rotterdam (imitación de lo mejor del latín de distintos autores).
A la muerte del papa se trasladó de nuevo a Padua en 1521, lugar al que fueron a residir no pocos artistas del momento por la protección que allí se les dispensaba. Fue también la época de Gli asolani (Los asolanos) (1505), tres diálogos dedicados a Lucrecia Borgia, con la cual mantuvo un tórrido romance cuando la conoció en Ferrara en la corte de su marido, Alfonso d'Este. En esta obra desarrolla la teoría platónica del amor. También empezó a escribir las Prose della volgar lingua, Prosas sobre la lengua vulgar, publicadas más tarde en 1525; diálogos donde el erudito latinista, no sordo a las llamadas de la poesía en romance, llevó a cabo una admirable aproximación a las diversas teorías sobre el lenguaje e intentó construir una gramática de una lengua italiana que no existía, dispersa como estaba en numerosos dialectos; propuso tomar como modelo la lengua de Florencia y para ello propuso como modelo la lengua de Petrarca en la poesía y la de Giovanni Boccaccio en la prosa. Afirmó ya sin contemplaciones la necesidad de dignificar (nobilitare) el idioma vulgar igualándolo en regularidad al latín.
Al mismo tiempo que completaba las Prose della volgar lingua, entre 1521 y 1525, enriquecía con glosas la nueva edición del Canzoniere de Petrarca, con ayuda de su amigo el impresor y humanista veneciano Aldo Manucio. En Roma conoció a Faustina della Morosina, que le dio tres hijos, pero con la cual no se casó para no perder los beneficios eclesiásticos. El Carteggio d´amore (1500) es un epistolario que ofrece un valioso testimonio de otro amor suyo, el que profesó a María Savorgnan, largo tiempo envuelto en el misterio. Establecido en Padua, Bembo fue llamado por la Signoria a Venecia en 1529 para escribir la historia de la República de Venecia y dirigir la Biblioteca Nicena, actualmente Marciana o de San Marcos. Dentro de la primera de estas actividades reanudó la obra ya iniciada por Sabellico escribiendo en latín los Rerum Venetarum historiae libri XII, historia de Venecia entre 1487 y 1513, impresa en 1551, que luego tradujo al idioma vulgar. Su poesía latina está recogida en Carmina (Venecia 1533).
A pesar de que en 1492 la Reconquista había finalizado con la toma de Granada, reino musulmán, y los judíos habían sido expulsados de la península Ibérica con el Edicto de Granada, seguían conviviendo las tres religiones; el judaísmo, el islam y el cristianismo, esta última mayoritaria y ostentadora del poder político. Es así como la Inquisición pasa a ser un órgano dependiente del Estado y no sólo de la Iglesia, y ejerce presión para que se termine expulsando a los antes tolerados.
La situación de España siempre fue muy compleja pero aun así el humanismo logró mantener su carácter innovador, a pesar de las interferencias que limitaron el estudio de los clásicos.
Durante el gobierno de los Reyes Católicos cabe destacar la labor de Antonio de Nebrija (1442-1522), autor de la primera Gramática castellana.
Por otra parte, el gran mecenas durante el humanismo fue el cardenal Gonzalo Jiménez de Cisneros, lo que contrasta en parte con el resto de su prelado por su origen humilde y su carácter austero y el haber puesto su mayor empeño en reformar las costumbres de indisciplina entre las órdenes religiosas. La reforma tenía que ser fruto de una reforma a la educación, y aunque no fuera erudito fue el máximo protector de los nuevos estudios. En 1498 fundó la Universidad de Alcalá de Henares, que superó en prestigio e influencia a todas las demás excepto la de Salamanca, su mayor rival.
La orientación de su reforma coincidía en parte con las ideas de Erasmo en un momento en que el erasmismo era la doctrina pujante en Europa y en España por supuesto, protegida por el rey Carlos I.
También durante la época era común una obra como la de Pedro Mexía, quien recopiló una miscelánea de información científica. Es un ejemplo de la tendencia renacentista a la idealización, pues se tenía la convicción de que la sabiduría puede extraerse de la gente común, cuya pura tradición la ha conservado, porque el pueblo está y siempre estuvo cerca de la naturaleza.
Dentro del idealismo y el humanismo del Renacimiento están muy bien representadas las controversias de la actividad colonial de España en el nuevo mundo. El principal promotor fue el fraile dominico Bartolomé de las Casas,Garcilaso de la Vega
Artículo principal: Garcilaso de la Vega
Garcilaso.jpg
Garcilaso de la Vega (1501-1536) cortesano y soldado de la época del emperador Carlos V. Es prácticamente imposible rehacer su vida externa sin detalles autobiográficos inspirados en mayor parte por la portuguesa Isabel Freire, pasando primero por los celos de su boda, y después por el dolor de su muerte. La poesía garcilasiana se vincula con tres nombres principales: Virgilio, Petrarca y Sannazaro (de Virgilio rescata la expresión del sentimiento, de Petrarca, la métrica y la indagación en los estados de ánimo y de Sannazaro, su nivel artístico).
Se destacó por la riqueza expresiva de sus versos ejemplificados por Dámaso Alonso en la égloga II, perfecta imbricación de recursos técnicos para acercar al lector a la comprensión en plenitud del lenguaje poético. Hay tres motivos esenciales: la dulzura, la tristeza y la gravedad. Parker destacó su simetría, y Clarke su perspectiva psicológica, etc.
La materia poética de Garcilaso está constituida por las vivencias de un espíritu agitado entre impulsos contradictorios, sumido en la conformidad o refugiado en sueños de hermosura. Pero estos estados del alma se han encontrado con moldes propios de la tradición literaria, que han actuado sobre el contenido sentimental y sobre la expresión, intensificándolos o filtrándolos.
Garcilaso comienza a preocuparse de la belleza del mundo exterior, de la hermosura femenina, después del paisaje. Pero nunca desaparecen rasgos hispánicos característicos como la gravedad y la digna contención, o la voluntad de perderse. Están presentes elementos del dolce stil nuovo, que le impulsan a idealizar el amor presentándolo como estímulo de la espiritualidad
[editar] Castillejo
Dentro de la llamada línea tradicional destaca la figura de Cristóbal de Castillejo, de quien se han tomado muy rígidamente sus poemas amorosos, ajustados a los tópicos del amor cortés, y sus sátiras. Ha sido percibido como un espíritu imbuido del ideal erasmista y dotado de una superioridad moral por encima de la bajeza cortesana. En su obra hay mezcla de jocosidad y moralismo. Estuvo en contra de la escuela italianizante, por estar encabezando la defensa de la lengua nacional del nuevo imperio, quien postulaba que esta lengua superaría y revitalizaría la insustancialidad y amaneramiento de las coplas castellanas de su tiempo, ya alejadas de los modelos anteriores. Este vitalismo suponía la incorporación de elementos folclóricos y tradicionales, la tendencia populista erasmista del refrán y del coloquio y el nacionalismo lingüístico literario.
[editar] Juan Boscán
Artículo principal: Juan Boscán
Juan Boscán Almogaver (o Joan Boscà i Almogàver, Barcelona, 1493 - Perpiñán, 1542), poeta y traductor catalán en lengua castellana del Renacimiento.
De familia noble, recibió una excelente formación humanística y sirvió en la Corte de los Reyes Católicos y después en la del emperador Carlos I de España. Fue preceptor del Duque de Alba. En la Corte conoció a otro gran poeta amigo suyo, don Diego Hurtado de Mendoza; éste le dirigió la famosa Epístola a Boscán. El caballero catalán se casó con una culta dama valenciana, doña Ana Girón Rebolledo. Viajó a Italia como embajador español. Allí encontró al caballero toledano Garcilaso de la Vega, con quien entabló una gran amistad; seguramente al aprecio que Boscán sentía por la obra del poeta valenciano Ausiàs March se deben las reminiscencias de éste que hay en algunas de las composiciones del poeta manchego.
Boscán, que había cultivado con anterioridad la conceptuosa y cortesana lírica cancioneril, introdujo el verso endecasílabo y las estrofas italianas (soneto, octava real, terceto encadenado, canción en estancias), así como el poema en endecasílabos blancos y los motivos y estructuras del Petrarquismo en la poesía castellana. Se persuadió de ello en una conversación con su amigo, el embajador veneciano y humanista Andrea Navagiero, en los jardines del Generalife, en Granada, como contó él mismo, ya que éste le animó a intentar esa experiencia poética.
Convenció de esta novedad también a sus amigos Garcilaso de la Vega y don Diego Hurtado de Mendoza y escribió el manifiesto de la nueva estética italianizante del Renacimiento en una epístola nuncupatoria dirigida "A la duquesa de Soma" que puso como prólogo a uno de sus volúmenes de poesías. Otros caballeros, sin embargo, tenían un concepto más nacionalista del Renacimiento, como por ejemplo Cristóbal de Castillejo, e hicieron ver amablemente su disconformidad en sátiras contra el nuevo estilo. La novedad del endecasílabo, sin embargo, arraigó al lado del octosílabo como el verso más usado en la lírica española y desde entonces el dodecasílabo, con un ritmo machacón y menos flexible que el del endecasílabo, fue arrinconado y preterido en favor del endecasílabo cuando había que tratar temas importantes. La poesía castellana quedó así enriquecida con nuevos versos, estrofas, temas, tonos y recursos expresivos.
El poema Hero y Leandro de Boscán es el primero que trata de temas legendarios y mitológicos clásicos. Por otra parte, su Epistola a Mendoza introduce en España el modelo de la epístola moral como un género poético imitado de Horacio, donde se expone el ideal del sabio estoico con su prudente moderación y equilibrio.
Estudios modernos han desterrado la idea infundada de la dureza y sequedad de sus versos con el pretexto de que no era un hablante nativo de castellano. Fuera de un amplio cancionero petrarquista, Boscán demostró su dominio del castellano traduciendo además Il libro del cortegiano (1528) del humanista italiano Baldassare Castiglione con el título de El Cortesano (1534) en una modélica prosa renacentista esmaltada de germinaciones ciceronianas. Además, preparó la edición de las obras de su amigo Garcilaso de la Vega junto a las suyas, si bien murió antes de poder culminar el proyecto, por lo que su viuda imprimió la obra en 1543 en el taller de Carles Amorós, en Barcelona, con el título Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega. Hijo de una noble familia, su padre, Bernardo, era patricio y embajador veneciano y tan amante de la literatura que llegó a levantar un monumento a Dante en Rávena. Erigió luego uno en Florencia (1478–1480) y, más tarde, otro en Ferrara (1498). De esta suerte pudo conocer las cortes de Lorenzo el Magnífico y de Alfonso de Este, en las cuales los literatos eran muy apreciados. Con sus primeras experiencias cortesanas se mezclaron los estudios clásicos realizados en la escuela mesinesa del helenista Constantino Lascaris (1492) y, en Padua, bajo la dirección de Nicolò Leonico Tomeo.
El generoso acogimiento de Guidobaldo de Montefeltro y de su esposa Isabel Gonzaga, objeto del cálido elogio del autor, le disuadieron de su intento de retirarse a la abadía de la Croce dell'Avellana, cerca de Urbino. Por lo demás el carácter de Pietro Bembo no se avenía bien con la humildad monástica, no sólo por su independencia, sino por los gustos que demostraba a la manera de su modelo, el humanista Petrarca. Residió en Urbino entre los años 1506 y 1512, y allí conoció al gran pintor Rafael y al cardenal Juan de Médicis, el futuro papa León X.
Gracias a Juliano de Médici, tomó el cargo de secretario personal de éste cuando fue nombrado pontífice, como Clemente VII, y marchó a Roma como secretario de cartas latinas para redactar en perfecto latín ciceroniano las bulas pontificias. Este período romano (1512–1519) es denominado «ciceroniano» a causa de su defensa de la imitatio ciceroniana (imitación de la lengua y sintaxis de un sólo autor latino considerado modélico, Cicerón) frente a la imitatio eclectica que pregonaban los humanistas discípulos de Erasmo de Rotterdam (imitación de lo mejor del latín de distintos autores).
A la muerte del papa se trasladó de nuevo a Padua en 1521, lugar al que fueron a residir no pocos artistas del momento por la protección que allí se les dispensaba. Fue también la época de Gli asolani (Los asolanos) (1505), tres diálogos dedicados a Lucrecia Borgia, con la cual mantuvo un tórrido romance cuando la conoció en Ferrara en la corte de su marido, Alfonso d'Este. En esta obra desarrolla la teoría platónica del amor. También empezó a escribir las Prose della volgar lingua, Prosas sobre la lengua vulgar, publicadas más tarde en 1525; diálogos donde el erudito latinista, no sordo a las llamadas de la poesía en romance, llevó a cabo una admirable aproximación a las diversas teorías sobre el lenguaje e intentó construir una gramática de una lengua italiana que no existía, dispersa como estaba en numerosos dialectos; propuso tomar como modelo la lengua de Florencia y para ello propuso como modelo la lengua de Petrarca en la poesía y la de Giovanni Boccaccio en la prosa. Afirmó ya sin contemplaciones la necesidad de dignificar (nobilitare) el idioma vulgar igualándolo en regularidad al latín.
Al mismo tiempo que completaba las Prose della volgar lingua, entre 1521 y 1525, enriquecía con glosas la nueva edición del Canzoniere de Petrarca, con ayuda de su amigo el impresor y humanista veneciano Aldo Manucio. En Roma conoció a Faustina della Morosina, que le dio tres hijos, pero con la cual no se casó para no perder los beneficios eclesiásticos. El Carteggio d´amore (1500) es un epistolario que ofrece un valioso testimonio de otro amor suyo, el que profesó a María Savorgnan, largo tiempo envuelto en el misterio. Establecido en Padua, Bembo fue llamado por la Signoria a Venecia en 1529 para escribir la historia de la República de Venecia y dirigir la Biblioteca Nicena, actualmente Marciana o de San Marcos. Dentro de la primera de estas actividades reanudó la obra ya iniciada por Sabellico escribiendo en latín los Rerum Venetarum historiae libri XII, historia de Venecia entre 1487 y 1513, impresa en 1551, que luego tradujo al idioma vulgar. Su poesía latina está recogida en Carmina (Venecia 1533).
martes, 25 de octubre de 2011
Bitácora(25 al 27 de Octubre 2011)
Hoy Martes el grupo integrado por las compañeras Fanny, Fary, Jasmine, Bretzney y Angy hicierón un conversatorio acerca de la lírica grecolatina.
domingo, 23 de octubre de 2011
Bitácora (17-21 de Octubre)
Hicimos un mural
Llevamos a cabo el examen de Poesía
Fuismos al teatro a ver la obra "EL MILAGRO DE ANA SULLIVA"
Llevamos a cabo el examen de Poesía
Fuismos al teatro a ver la obra "EL MILAGRO DE ANA SULLIVA"
sábado, 22 de octubre de 2011
lunes, 10 de octubre de 2011
Bitácora(10-16 de Octubre 2011)
Exposiciones del grupo de Danny, Roger y Cindy acerca de la poesía hebrea y nuestra exposición acerca de la poesía China
domingo, 9 de octubre de 2011
lunes, 26 de septiembre de 2011
martes, 20 de septiembre de 2011
Bitácora 19 al 22 de Septiembre
Lunes 19
Fué la planificación o sílabo de la clase.
Martes 20
Comenzamos a hablar del libro "Cantar de los cantares"
me llamo bastante la atención cantares 8.2 Las conjuro oh doncellas de Jerusalen que no despiertes ni hagas velar el amor, hasta que quiera.
Miércoles
Estuvimos hablando acerca de la situación de Salomón y la Reina sulamita
Con las alas del alma desplegadas al viento desentraño la
Fué la planificación o sílabo de la clase.
Martes 20
Comenzamos a hablar del libro "Cantar de los cantares"
me llamo bastante la atención cantares 8.2 Las conjuro oh doncellas de Jerusalen que no despiertes ni hagas velar el amor, hasta que quiera.
Miércoles
Estuvimos hablando acerca de la situación de Salomón y la Reina sulamita
Con las alas del alma desplegadas al viento desentraño la
esencia de mi propia existencia sin desfallecimiento..
Y me digo que puedo como en una constante y a veces dudo pero
sigo adelante, por que aprecio la vida, en su justa medida, al amor lo
reeinvento y al vivir cada instante y al gozar cada intento, sé que abrazo
lo grande, con las alas al alma desplegadas al viento, atesoro lo humano
cuando tiendo la mano, y dar mi sincera amistad en todo momento.
lunes, 19 de septiembre de 2011
Lunes 19 de Septiembre "El cantar de los cantares" rey Salomon
CAPÍTULO 1
Preludio
La Amada
1:2 ¡Que me bese ardientemente con su boca!
Porque tus amores son más deliciosos que el vino;
1:3 sí, el aroma de tus perfumes es exquisito,
tu nombre es un perfume que se derrama:
por eso las jóvenes se enamoran de ti.
1:4 Llévame contigo: ¡corramos!
El rey me introdujo en sus habitaciones:
¡gocemos y alegrémonos contigo,
celebremos tus amores más que el vino!
¡Cuánta razón tienen para amarte!
1:2 ¡Que me bese ardientemente con su boca!
Porque tus amores son más deliciosos que el vino;
1:3 sí, el aroma de tus perfumes es exquisito,
tu nombre es un perfume que se derrama:
por eso las jóvenes se enamoran de ti.
1:4 Llévame contigo: ¡corramos!
El rey me introdujo en sus habitaciones:
¡gocemos y alegrémonos contigo,
celebremos tus amores más que el vino!
¡Cuánta razón tienen para amarte!
Primer canto
La hermosura de la Amada
1:5 Soy morena, pero hermosa,
hijas de Jerusalén,
como los campamentos de Quedar,
como las carpas de Salmá.
1:6 No se fijen en mi tez morena:
he sido tostada por el sol.
Los hijos de mi madre se irritaron contra mí,
me pusieron a cuidar las viñas,
¡y a mi propia viña no la pude cuidar!
1:5 Soy morena, pero hermosa,
hijas de Jerusalén,
como los campamentos de Quedar,
como las carpas de Salmá.
1:6 No se fijen en mi tez morena:
he sido tostada por el sol.
Los hijos de mi madre se irritaron contra mí,
me pusieron a cuidar las viñas,
¡y a mi propia viña no la pude cuidar!
Ansiosa interpelación al Amado ausente
1:7 Dime, amado de mi alma,
dónde llevas a pastar el rebaño,
dónde lo haces descansar al mediodía,
para que yo no ande vagando
junto a los rebaños de tus compañeros.
Respuesta de los pastores
1:7 Dime, amado de mi alma,
dónde llevas a pastar el rebaño,
dónde lo haces descansar al mediodía,
para que yo no ande vagando
junto a los rebaños de tus compañeros.
Respuesta de los pastores
Coro
1:8 Si tú no lo sabes,
¡la más bella de las mujeres!
sigue las huellas del rebaño
y lleva a pastar tus cabritos
junto a las cabañas de los pastores.
1:8 Si tú no lo sabes,
¡la más bella de las mujeres!
sigue las huellas del rebaño
y lleva a pastar tus cabritos
junto a las cabañas de los pastores.
Elogio de la Amada
El Amado
1:9 Yo te comparo, amada mía,
a una yegua uncida al carro del Faraón.
1:10 ¡Qué hermosas son tus mejillas entre los aros
y tu cuello entre los collares!
1:11 Te haremos pendientes de oro,
con incrustaciones de plata.
1:9 Yo te comparo, amada mía,
a una yegua uncida al carro del Faraón.
1:10 ¡Qué hermosas son tus mejillas entre los aros
y tu cuello entre los collares!
1:11 Te haremos pendientes de oro,
con incrustaciones de plata.
Elogio del Amado
La Amada
1:12 Mientras el rey está en su diván,
mi nardo exhala su perfume.
1:13 Mi amado es para mí una bolsita de mirra
que descansa entre mis pechos.
1:14 Mi amado es para mí un racimo de alheña
en las viñas de Engadí.
1:12 Mientras el rey está en su diván,
mi nardo exhala su perfume.
1:13 Mi amado es para mí una bolsita de mirra
que descansa entre mis pechos.
1:14 Mi amado es para mí un racimo de alheña
en las viñas de Engadí.
Expresiones de amor mutuo
El Amado
1:15 ¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres!
¡Tus ojos son palomas!
1:15 ¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres!
¡Tus ojos son palomas!
La Amada
1:16 ¡Qué hermoso eres, amado mío,
eres realmente encantador!
¡Qué frondoso es nuestro lecho!
1:17 Las vigas de nuestra casa son los cedros
y nuestro artesonado, los cipreses.
1:16 ¡Qué hermoso eres, amado mío,
eres realmente encantador!
¡Qué frondoso es nuestro lecho!
1:17 Las vigas de nuestra casa son los cedros
y nuestro artesonado, los cipreses.
2:1 Yo soy el narciso de Sarón, el lirio de los valles.
El Amado
2:2 Como un lirio entre los cardos
es mi amada entre las jóvenes.
2:2 Como un lirio entre los cardos
es mi amada entre las jóvenes.
La Amada
2:3 Como un manzano entre los árboles silvestres,
es mi amado entre los jóvenes:
yo me senté a su sombra tan deseada
y su fruto es dulce a mi paladar.
2:4 Él me hizo entrar en la bodega
y enarboló sobre mí la insignia del Amor.
2:5 Reconfórtenme con pasteles de pasas,
reanímenme con manzanas,
porque estoy enferma de amor.
2:3 Como un manzano entre los árboles silvestres,
es mi amado entre los jóvenes:
yo me senté a su sombra tan deseada
y su fruto es dulce a mi paladar.
2:4 Él me hizo entrar en la bodega
y enarboló sobre mí la insignia del Amor.
2:5 Reconfórtenme con pasteles de pasas,
reanímenme con manzanas,
porque estoy enferma de amor.
La apacible unión de los enamorados
2:6 Su izquierda sostiene mi cabeza
y con su derecha me abraza.
2:6 Su izquierda sostiene mi cabeza
y con su derecha me abraza.
El Amado
2:7 ¡Júrenme, hijas de Jerusalén,
por las gacelas y las ciervas del campo,
que no despertarán ni desvelarán a mi amor,
hasta que ella quiera!
2:7 ¡Júrenme, hijas de Jerusalén,
por las gacelas y las ciervas del campo,
que no despertarán ni desvelarán a mi amor,
hasta que ella quiera!
Visita del Amado al llegar la primavera
Segundo canto
La Amada
2:8 ¡La voz de mi amado!
Ahí viene, saltando por las montañas,
brincando por las colinas.
2:9 Mi amado es como una gacela,
como un ciervo joven.
Ahí está: se detiene
detrás de nuestro muro;
mira por la ventana,
espía por el enrejado.
2:10 Habla mi amado, y me dice:
"¡Levántate, amada mía,
y ven, hermosa mía!
2:11 Porque ya pasó el invierno,
cesaron y se fueron las lluvias.
2:12 Aparecieron las flores sobre la tierra,
llegó el tiempo de las canciones,
y se oye en nuestra tierra
el arrullo de la tórtola.
2:13 La higuera dio sus primeros frutos
y las viñas en flor exhalan su perfume.
¡Levántate, amada mía,
y ven, hermosa mía!
2:14 Paloma mía, que anidas
en las grietas de las rocas,
en lugares escarpados,
muéstrame tu rostro,
déjame oír tu voz;
porque tu voz es suave
y es hermoso tu semblante".
2:8 ¡La voz de mi amado!
Ahí viene, saltando por las montañas,
brincando por las colinas.
2:9 Mi amado es como una gacela,
como un ciervo joven.
Ahí está: se detiene
detrás de nuestro muro;
mira por la ventana,
espía por el enrejado.
2:10 Habla mi amado, y me dice:
"¡Levántate, amada mía,
y ven, hermosa mía!
2:11 Porque ya pasó el invierno,
cesaron y se fueron las lluvias.
2:12 Aparecieron las flores sobre la tierra,
llegó el tiempo de las canciones,
y se oye en nuestra tierra
el arrullo de la tórtola.
2:13 La higuera dio sus primeros frutos
y las viñas en flor exhalan su perfume.
¡Levántate, amada mía,
y ven, hermosa mía!
2:14 Paloma mía, que anidas
en las grietas de las rocas,
en lugares escarpados,
muéstrame tu rostro,
déjame oír tu voz;
porque tu voz es suave
y es hermoso tu semblante".
La oposición de los hermanos
Coro
2:15 Cacen a los zorros,
a esos zorros pequeños
que arrasan las viñas,
¡y nuestras viñas están en flor!
Respuesta decidida de la Amada
2:15 Cacen a los zorros,
a esos zorros pequeños
que arrasan las viñas,
¡y nuestras viñas están en flor!
Respuesta decidida de la Amada
La Amada
2:16 ¡Mi amado es para mí,
y yo soy para mi amado,
que apacienta su rebaño entre los lirios!
2:17 Antes que sople la brisa y huyan las sombras
¡vuelve, amado mío,
como una gacela,
o como un ciervo joven,
por las montañas de Beter!
2:16 ¡Mi amado es para mí,
y yo soy para mi amado,
que apacienta su rebaño entre los lirios!
2:17 Antes que sople la brisa y huyan las sombras
¡vuelve, amado mío,
como una gacela,
o como un ciervo joven,
por las montañas de Beter!
El Amado perdido y reencontrado
3:1 En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
3:2 Me levantaré y recorreré la ciudad;
por las calles y las plazas,
buscaré al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
3:3 Me encontraron los centinelas
que hacen la ronda por la ciudad:
"¿Han visto al amado de mi alma?"
3:4 Apenas los había pasado,
encontré al amado de mi alma.
Lo agarré, y no lo soltaré
hasta que lo haya hecho entrar
en la casa de mi madre,
en la habitación de la que me engendró.
3:1 En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
3:2 Me levantaré y recorreré la ciudad;
por las calles y las plazas,
buscaré al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
3:3 Me encontraron los centinelas
que hacen la ronda por la ciudad:
"¿Han visto al amado de mi alma?"
3:4 Apenas los había pasado,
encontré al amado de mi alma.
Lo agarré, y no lo soltaré
hasta que lo haya hecho entrar
en la casa de mi madre,
en la habitación de la que me engendró.
El Amado
3:5 ¡Júrenme, hijas de Jerusalén,
por las gacelas y las ciervas del campo,
que no despertarán ni desvelarán a mi amor,
hasta que ella quiera.
Aparición del suntuoso cortejo nupcial
3:5 ¡Júrenme, hijas de Jerusalén,
por las gacelas y las ciervas del campo,
que no despertarán ni desvelarán a mi amor,
hasta que ella quiera.
Aparición del suntuoso cortejo nupcial
Tercer canto
Coro
3:6 ¿Qué es eso que sube del desierto,
como una columna de humo,
perfumada de mirra y de incienso
y de todos los perfumes exóticos?
3:6 ¿Qué es eso que sube del desierto,
como una columna de humo,
perfumada de mirra y de incienso
y de todos los perfumes exóticos?
La Amada
3:7 ¡Es la litera de Salomón!
La rodean sesenta guerreros,
de los más valientes de Israel:
3:8 todos ellos provistos de espada,
adiestrados para el combate,
cada uno con su espada a la cintura
por temor a los peligros de la noche.
3:9 El rey Salomón se hizo una litera
con maderas del Líbano.
3:10 Sus columnas las hizo de plata,
su respaldo de oro,
su asiento de púrpura,
con el interior revestido de ébano.
Hijas de Jerusalén,
3:11 salgan a contemplar al rey Salomón,
con la corona que le ciñó su madre,
el día de su boda, el día de su alegría.
3:7 ¡Es la litera de Salomón!
La rodean sesenta guerreros,
de los más valientes de Israel:
3:8 todos ellos provistos de espada,
adiestrados para el combate,
cada uno con su espada a la cintura
por temor a los peligros de la noche.
3:9 El rey Salomón se hizo una litera
con maderas del Líbano.
3:10 Sus columnas las hizo de plata,
su respaldo de oro,
su asiento de púrpura,
con el interior revestido de ébano.
Hijas de Jerusalén,
3:11 salgan a contemplar al rey Salomón,
con la corona que le ciñó su madre,
el día de su boda, el día de su alegría.
La belleza deslumbrante de la Amada
El Amado
4:1 ¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres!
Tus ojos son palomas,
detrás de tu velo.
Tus cabellos, como un rebaño de cabras
que baja por las laderas de Galaad.
4:2 Tus dientes, como un rebaño de ovejas esquiladas
que acaban de bañarse:
todas ellas han tenido mellizos
y no hay ninguna estéril.
4:3 Como una cinta escarlata son tus labios
y tu boca es hermosa.
Como cortes de granada son tus mejillas,
detrás de tu velo.
4:4 Tu cuello es como la torre de David,
construida con piedras talladas:
de ella cuelgan mil escudos,
toda clase de armaduras de guerreros.
4:5 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes,
mellizos de una gacela,
que pastan entre los lirios.
4:6 Antes que sople la brisa
y huyan las sombras,
iré a la montaña de la mirra,
a la colina del incienso.
4:7 Eres toda hermosa, amada mía,
y no tienes ningún defecto.
4:8 ¡Ven conmigo del Líbano, novia mía,
ven desde el Líbano!
Desciende desde la cumbre del Amaná,
desde las cimas del Sanir y del Hermón,
desde la guarida de los leones,
desde los montes de los leopardos.
4:9 ¡Me has robado el corazón
hermana mía, novia mía!
¡Me has robado el corazón
con una sola de tus miradas,
con una sola vuelta de tus collares!
4:10 ¡Qué hermosos son tus amores,
hermana mía, novia mía!
Tus amores son más deliciosos que el vino,
y el aroma de tus perfumes,
mejor que todos los ungüentos.
4:11 ¡Tus labios destilan miel pura,
novia mía!
Hay miel y leche bajo tu lengua,
y la fragancia de tus vestidos
es como el aroma del Líbano.
4:12 Eres un jardín cerrado
hermana mía, novia mía;
eres un jardín cerrado,
una fuente sellada.
4:13 Tus brotes son un vergel de granadas,
con frutos exquisitos:
alheña con nardos,
4:14 nardo y azafrán,
caña aromática y canela,
con todos los árboles de incienso,
mirra y áloe,
con los mejores perfumes.
4:15 ¡Fuente que riega los jardines,
manantial de agua viva,
que fluye desde el Líbano!
4:1 ¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres!
Tus ojos son palomas,
detrás de tu velo.
Tus cabellos, como un rebaño de cabras
que baja por las laderas de Galaad.
4:2 Tus dientes, como un rebaño de ovejas esquiladas
que acaban de bañarse:
todas ellas han tenido mellizos
y no hay ninguna estéril.
4:3 Como una cinta escarlata son tus labios
y tu boca es hermosa.
Como cortes de granada son tus mejillas,
detrás de tu velo.
4:4 Tu cuello es como la torre de David,
construida con piedras talladas:
de ella cuelgan mil escudos,
toda clase de armaduras de guerreros.
4:5 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes,
mellizos de una gacela,
que pastan entre los lirios.
4:6 Antes que sople la brisa
y huyan las sombras,
iré a la montaña de la mirra,
a la colina del incienso.
4:7 Eres toda hermosa, amada mía,
y no tienes ningún defecto.
4:8 ¡Ven conmigo del Líbano, novia mía,
ven desde el Líbano!
Desciende desde la cumbre del Amaná,
desde las cimas del Sanir y del Hermón,
desde la guarida de los leones,
desde los montes de los leopardos.
4:9 ¡Me has robado el corazón
hermana mía, novia mía!
¡Me has robado el corazón
con una sola de tus miradas,
con una sola vuelta de tus collares!
4:10 ¡Qué hermosos son tus amores,
hermana mía, novia mía!
Tus amores son más deliciosos que el vino,
y el aroma de tus perfumes,
mejor que todos los ungüentos.
4:11 ¡Tus labios destilan miel pura,
novia mía!
Hay miel y leche bajo tu lengua,
y la fragancia de tus vestidos
es como el aroma del Líbano.
4:12 Eres un jardín cerrado
hermana mía, novia mía;
eres un jardín cerrado,
una fuente sellada.
4:13 Tus brotes son un vergel de granadas,
con frutos exquisitos:
alheña con nardos,
4:14 nardo y azafrán,
caña aromática y canela,
con todos los árboles de incienso,
mirra y áloe,
con los mejores perfumes.
4:15 ¡Fuente que riega los jardines,
manantial de agua viva,
que fluye desde el Líbano!
Los deseos de la Amada
La Amada
4:16 ¡Despierta, viento del norte,
ven, viento del sur!
¡Soplen sobre mi jardín
para que exhale su perfume!
¡Que mi amado entre en su jardín
y saboree sus frutos deliciosos!
4:16 ¡Despierta, viento del norte,
ven, viento del sur!
¡Soplen sobre mi jardín
para que exhale su perfume!
¡Que mi amado entre en su jardín
y saboree sus frutos deliciosos!
El gozo de la mutua posesión
El Amado
5:1 Yo entré en mi jardín, hermana mía, novia mía;
recogí mi mirra y mi bálsamo,
comí mi miel y mi panal,
bebí mi vino y mi leche.
¡Coman, amigos míos,
beban, y embriáguense de amor!
Visita nocturna y búsqueda del Amado perdido
5:1 Yo entré en mi jardín, hermana mía, novia mía;
recogí mi mirra y mi bálsamo,
comí mi miel y mi panal,
bebí mi vino y mi leche.
¡Coman, amigos míos,
beban, y embriáguense de amor!
Visita nocturna y búsqueda del Amado perdido
Cuarto canto
La Amada
5:2 Yo duermo, pero mi corazón vela:
oigo a mi amado que golpea.
"¡Ábreme, hermana mía, mi amada,
paloma mía, mi preciosa!
Porque mi cabeza está empapada por el rocío
y mi cabellera por la humedad de la noche".
5:3 "Ya me quité la túnica,
¿cómo voy a ponérmela de nuevo?
Ya me lavé los pies,
¿cómo voy a ensuciármelos?"
5:4 Mi amado pasó la mano
por la abertura de la puerta,
y se estremecieron mis entrañas.
5:5 Me levanté para abrirle a mi amado,
y mis manos destilaron mirra,
fluyó mirra de mis dedos,
por el pasador de la cerradura.
5:6 Yo misma le abrí a mi amado,
pero él ya había desaparecido.
¡El alma se me fue detrás de él!
¡Lo busqué, y no lo encontré,
lo llamé y no me respondió!
5:7 Me encontraron los centinelas
que hacen la ronda en la ciudad;
los guardias de las murallas
me golpearon y me hirieron,
me arrancaron el manto.
5:8 Júrenme, hijas de Jerusalén,
que si encuentran a mi amado,
le dirán... ¿qué le dirán?
Que estoy enferma de amor.
5:2 Yo duermo, pero mi corazón vela:
oigo a mi amado que golpea.
"¡Ábreme, hermana mía, mi amada,
paloma mía, mi preciosa!
Porque mi cabeza está empapada por el rocío
y mi cabellera por la humedad de la noche".
5:3 "Ya me quité la túnica,
¿cómo voy a ponérmela de nuevo?
Ya me lavé los pies,
¿cómo voy a ensuciármelos?"
5:4 Mi amado pasó la mano
por la abertura de la puerta,
y se estremecieron mis entrañas.
5:5 Me levanté para abrirle a mi amado,
y mis manos destilaron mirra,
fluyó mirra de mis dedos,
por el pasador de la cerradura.
5:6 Yo misma le abrí a mi amado,
pero él ya había desaparecido.
¡El alma se me fue detrás de él!
¡Lo busqué, y no lo encontré,
lo llamé y no me respondió!
5:7 Me encontraron los centinelas
que hacen la ronda en la ciudad;
los guardias de las murallas
me golpearon y me hirieron,
me arrancaron el manto.
5:8 Júrenme, hijas de Jerusalén,
que si encuentran a mi amado,
le dirán... ¿qué le dirán?
Que estoy enferma de amor.
Los encantos del Amado ausente
Coro
5:9 ¿Qué tiene tu amado más que los otros,
tú, la más hermosa de las mujeres?
¿Qué tiene tu amado más que los otros
para que nos conjures de esa manera?
5:9 ¿Qué tiene tu amado más que los otros,
tú, la más hermosa de las mujeres?
¿Qué tiene tu amado más que los otros
para que nos conjures de esa manera?
La Amada
5:10 Mi amado es apuesto y sonrosado,
se distingue entre diez mil.
5:11 Su cabeza es un lingote de oro puro,
sus cabellos son ramas de palmera,
negros como un cuervo.
5:12 Sus ojos son dos palomas
junto a una corriente de agua,
que se bañan en leche
y se posan sobre un estanque.
5:13 Sus mejillas son canteros perfumados,
almácigos de hierbas aromáticas.
Sus labios son lirios
que destilan mirra pura.
5:14 Sus manos, brazaletes de oro,
adornados con piedras de Tarsis.
Su vientre, un bloque de marfil,
todo incrustado de zafiros.
5:15 Sus piernas, columnas de alabastro,
asentadas sobre bases de oro puro.
Su aspecto es como el Líbano,
esbelto como los cedros.
5:16 Su paladar rebosa dulzura
y todo en él es una delicia.
Así es mi amado, así es mi amigo,
hijas de Jerusalén.
5:10 Mi amado es apuesto y sonrosado,
se distingue entre diez mil.
5:11 Su cabeza es un lingote de oro puro,
sus cabellos son ramas de palmera,
negros como un cuervo.
5:12 Sus ojos son dos palomas
junto a una corriente de agua,
que se bañan en leche
y se posan sobre un estanque.
5:13 Sus mejillas son canteros perfumados,
almácigos de hierbas aromáticas.
Sus labios son lirios
que destilan mirra pura.
5:14 Sus manos, brazaletes de oro,
adornados con piedras de Tarsis.
Su vientre, un bloque de marfil,
todo incrustado de zafiros.
5:15 Sus piernas, columnas de alabastro,
asentadas sobre bases de oro puro.
Su aspecto es como el Líbano,
esbelto como los cedros.
5:16 Su paladar rebosa dulzura
y todo en él es una delicia.
Así es mi amado, así es mi amigo,
hijas de Jerusalén.
El feliz encuentro con el Amado
Coro
6:1 ¿Adónde se ha ido tu amado, tú, la más hermosa de las mujeres?
¿Adónde se dirigió tu amado,
para que lo busquemos contigo?
6:1 ¿Adónde se ha ido tu amado, tú, la más hermosa de las mujeres?
¿Adónde se dirigió tu amado,
para que lo busquemos contigo?
La Amada
6:2 Mi amado ha bajado a su jardín,
a los canteros perfumados,
para apacentar su rebaño en los jardines,
para recoger lirios.
6:3 ¡Mi amado es para mí,
y yo soy para mi amado,
que apacienta su rebaño entre los lirios!
El encanto incomparable de la Amada
6:2 Mi amado ha bajado a su jardín,
a los canteros perfumados,
para apacentar su rebaño en los jardines,
para recoger lirios.
6:3 ¡Mi amado es para mí,
y yo soy para mi amado,
que apacienta su rebaño entre los lirios!
El encanto incomparable de la Amada
Quinto canto
El Amado
6:4 ¡Eres bella, amiga mía, como Tirsá,
hermosa como Jerusalén!
6:5 Aparta de mí tus ojos,
porque me fascinan.
Tus cabellos son un rebaño de cabras
que bajan por las laderas de Galaad.
6:6 Tus dientes, como un rebaño de ovejas
que acaban de bañarse:
todas ellas han tenido mellizos
y no hay ninguna estéril.
6:7 Como cortes de granada son tus mejillas,
detrás de tu velo.
6:8 Son sesenta las reinas,
ochenta las concubinas,
e innumerables las jóvenes.
6:9 Pero una sola es mi paloma, mi preciosa.
Ella es la única de su madre,
la preferida de la que la engendró:
al verla, la felicitan las jóvenes,
las reinas y concubinas la elogian.
6:10 "¿Quién es esa que surge como la aurora,
bella como la luna,
resplandeciente como el sol,
imponente como escuadrones con sus insignias?"
6:4 ¡Eres bella, amiga mía, como Tirsá,
hermosa como Jerusalén!
6:5 Aparta de mí tus ojos,
porque me fascinan.
Tus cabellos son un rebaño de cabras
que bajan por las laderas de Galaad.
6:6 Tus dientes, como un rebaño de ovejas
que acaban de bañarse:
todas ellas han tenido mellizos
y no hay ninguna estéril.
6:7 Como cortes de granada son tus mejillas,
detrás de tu velo.
6:8 Son sesenta las reinas,
ochenta las concubinas,
e innumerables las jóvenes.
6:9 Pero una sola es mi paloma, mi preciosa.
Ella es la única de su madre,
la preferida de la que la engendró:
al verla, la felicitan las jóvenes,
las reinas y concubinas la elogian.
6:10 "¿Quién es esa que surge como la aurora,
bella como la luna,
resplandeciente como el sol,
imponente como escuadrones con sus insignias?"
Encuentro sorpresivo con el Amado
La Amada
6:11 Yo bajé al jardín de los nogales,
a ver los retoños del valle,
a ver si brotaba la viña,
si florecían los granados...
6:12 Y sin que yo me diera cuenta,
me encontré en la carroza con mi príncipe.
6:11 Yo bajé al jardín de los nogales,
a ver los retoños del valle,
a ver si brotaba la viña,
si florecían los granados...
6:12 Y sin que yo me diera cuenta,
me encontré en la carroza con mi príncipe.
Los atractivos físicos de la Amada
Coro
7:1 ¡Vuelve, vuelve Sulamita, vuelve, vuelve, para que te veamos!
7:1 ¡Vuelve, vuelve Sulamita, vuelve, vuelve, para que te veamos!
El Amado
¿Por qué miran a la Sulamita,
bailando entre dos coros?
7:2 ¡Qué bellos son tus pies en las sandalias,
hija de príncipe!
Las curvas de tus caderas son como collares,
obra de las manos de un orfebre.
7:3 Tu ombligo es un cántaro,
donde no falta el vino aromático.
Tu vientre, un haz de trigo, bordeado de lirios.
7:4 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes,
mellizos de una gacela.
7:5 Tu cuello es como una torre
de marfil.
Tus ojos, como las piscinas de Jesbón,
junto a la puerta Mayor.
Tu nariz es como la Torre del Líbano,
centinela que mira hacia Damasco.
7:6 Tu cabeza se yergue como el Carmelo,
tu cabellera es como la púrpura:
¡un rey está prendado de esas trenzas!
7:7 ¡Qué hermosa eres, qué encantadora,
mi amor y mi delicia!
7:8 Tu talle se parece a la palmera,
tus pechos a sus racimos.
7:9 Yo dije: Subiré a la palmera,
y recogeré sus frutos.
¡Que tus pechos sean como racimos de uva,
tu aliento como aroma de manzanas,
7:10 y tu paladar como un vino delicioso,
que corre suavemente hacia el amado,
fluyendo entre los labios y los dientes!
¿Por qué miran a la Sulamita,
bailando entre dos coros?
7:2 ¡Qué bellos son tus pies en las sandalias,
hija de príncipe!
Las curvas de tus caderas son como collares,
obra de las manos de un orfebre.
7:3 Tu ombligo es un cántaro,
donde no falta el vino aromático.
Tu vientre, un haz de trigo, bordeado de lirios.
7:4 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes,
mellizos de una gacela.
7:5 Tu cuello es como una torre
de marfil.
Tus ojos, como las piscinas de Jesbón,
junto a la puerta Mayor.
Tu nariz es como la Torre del Líbano,
centinela que mira hacia Damasco.
7:6 Tu cabeza se yergue como el Carmelo,
tu cabellera es como la púrpura:
¡un rey está prendado de esas trenzas!
7:7 ¡Qué hermosa eres, qué encantadora,
mi amor y mi delicia!
7:8 Tu talle se parece a la palmera,
tus pechos a sus racimos.
7:9 Yo dije: Subiré a la palmera,
y recogeré sus frutos.
¡Que tus pechos sean como racimos de uva,
tu aliento como aroma de manzanas,
7:10 y tu paladar como un vino delicioso,
que corre suavemente hacia el amado,
fluyendo entre los labios y los dientes!
El amor plenamente compartido
La Amada
7:11 Yo soy para mi amado,
y él se siente atraído hacia mí.
Invitación al encuentro amoroso
7:12 ¡Ven, amado mío,
salgamos al campo!
Pasaremos la noche en los poblados;
7:13 de madrugada iremos a las viñas,
veremos si brotan las cepas,
si se abren las flores,
si florecen las granadas...
Allí te entregaré mi amor.
7:14 Las mandrágoras exhalan su perfume,
los mejores frutos están a nuestro alcance:
los nuevos y los añejos, amado mío,
los he guardado para ti.
7:11 Yo soy para mi amado,
y él se siente atraído hacia mí.
Invitación al encuentro amoroso
7:12 ¡Ven, amado mío,
salgamos al campo!
Pasaremos la noche en los poblados;
7:13 de madrugada iremos a las viñas,
veremos si brotan las cepas,
si se abren las flores,
si florecen las granadas...
Allí te entregaré mi amor.
7:14 Las mandrágoras exhalan su perfume,
los mejores frutos están a nuestro alcance:
los nuevos y los añejos, amado mío,
los he guardado para ti.
8:1 ¡Ah, si tú fueras mi hermano, criado en los pechos de mi madre!
Al encontrarte por la calle podría besarte,
sin que la gente me despreciara.
8:2 Yo te llevaría a la casa de mi madre,
te haría entrar en ella,
y tú me enseñarías...
Te daría de beber, vino aromatizado
y el jugo de mis granadas.
Al encontrarte por la calle podría besarte,
sin que la gente me despreciara.
8:2 Yo te llevaría a la casa de mi madre,
te haría entrar en ella,
y tú me enseñarías...
Te daría de beber, vino aromatizado
y el jugo de mis granadas.
La apacible unión de los enamorados
8:3 Su izquierda sostiene mi cabeza
y con su derecha me abraza.
8:3 Su izquierda sostiene mi cabeza
y con su derecha me abraza.
El Amado
8:4 Júrenme, hijas de Jerusalén,
que no despertarán,
ni desvelarán a mi amor,
hasta que ella quiera.
8:4 Júrenme, hijas de Jerusalén,
que no despertarán,
ni desvelarán a mi amor,
hasta que ella quiera.
La posesión total
Coro
8:5 ¿Quién es esa que sube del desierto,
reclinada sobre su amado?
8:5 ¿Quién es esa que sube del desierto,
reclinada sobre su amado?
El Amado
Te desperté debajo del manzano,
allí donde tu madre te dio a luz,
donde te dio a luz la que te engendró.
Te desperté debajo del manzano,
allí donde tu madre te dio a luz,
donde te dio a luz la que te engendró.
La Amada
6 Grábame como un sello sobre tu corazón,
como un sello sobre tu brazo,
porque el Amor es fuerte como la Muerte,
inflexibles como el Abismo son los celos.
Sus flechas son flechas de fuego,
sus llamas, llamas del Señor.
8:7 Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor,
ni los ríos anegarlo.
Si alguien ofreciera toda su fortuna
a cambio del amor,
tan sólo conseguiría desprecio.
6 Grábame como un sello sobre tu corazón,
como un sello sobre tu brazo,
porque el Amor es fuerte como la Muerte,
inflexibles como el Abismo son los celos.
Sus flechas son flechas de fuego,
sus llamas, llamas del Señor.
8:7 Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor,
ni los ríos anegarlo.
Si alguien ofreciera toda su fortuna
a cambio del amor,
tan sólo conseguiría desprecio.
Apéndices
El porvenir de la hermana menor
Los hermanos
8:8 Tenemos una hermana pequeña,
aún no le han crecido los pechos.
¿Qué haremos con nuestra hermana,
cuando vengan a pedirla?
8:9 Si fuera una muralla,
le pondríamos almenas de plata;
si fuera una puerta,
la reforzaríamos con tablas de cedro.
8:8 Tenemos una hermana pequeña,
aún no le han crecido los pechos.
¿Qué haremos con nuestra hermana,
cuando vengan a pedirla?
8:9 Si fuera una muralla,
le pondríamos almenas de plata;
si fuera una puerta,
la reforzaríamos con tablas de cedro.
La hermana menor
8:10 Yo soy una muralla,
y mis pechos son como torreones:
por eso soy a los ojos de él
como quién ha encontrado la paz.
8:10 Yo soy una muralla,
y mis pechos son como torreones:
por eso soy a los ojos de él
como quién ha encontrado la paz.
La viña del Amado
El Amado
8:11 Salomón tenía una viña en Baal Hamón;
la confió a unos cuidadores,
y cada uno le traía mil siclos de plata
por sus frutos.
8:12 Mi viña es sólo para mí,
para ti, Salomón, son los mil siclos,
y doscientos para los cuidadores.
Última invitación al amor
8:11 Salomón tenía una viña en Baal Hamón;
la confió a unos cuidadores,
y cada uno le traía mil siclos de plata
por sus frutos.
8:12 Mi viña es sólo para mí,
para ti, Salomón, son los mil siclos,
y doscientos para los cuidadores.
Última invitación al amor
El Amado
8:13 ¡Tú que habitas en los jardines!,
mis compañeros prestan oído a tu voz;
deja que yo te oiga decir:
8:14 "Apúrate, amado mío,
como una gacela,
como un ciervo joven,
sobre las montañas perfumadas".
8:13 ¡Tú que habitas en los jardines!,
mis compañeros prestan oído a tu voz;
deja que yo te oiga decir:
8:14 "Apúrate, amado mío,
como una gacela,
como un ciervo joven,
sobre las montañas perfumadas".
sábado, 17 de septiembre de 2011
Linda la letra de esta canción
Guardian de la puerta de amor
Como un día sin el sol
como una noche sin estrellas
así es una ilusión
que no puedes tenerlas
se depierta el furor guardado en mi corazón
pero nadie me oye el silencio triunfó
otra vez me mudó...
Como un día sin el sol
como una noche sin estrellas
así es una ilusión
que no puedes tenerlas
se depierta el furor guardado en mi corazón
pero nadie me oye el silencio triunfó
otra vez me mudó...
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Que es arte
Que es arte
Que cantes una canción
Que retumbe el corazón
Eso es arte
Que en un poema tejas tu ropaje
Que provoque en el alma un oleaje
Eso es arte
Que dibujes en las nubes con delicadeza
Que reflejes que tu ser tiene belleza
Eso es arte
Que frente a tanta estrella puedas actuar
Y en la realidad a los problemas vas a enfrentar
Eso es arte
Que grites debajo de la montaña lo que sientes
Y escribas lo que pasa por tu mente
Eso es arte
Que construyas un universo con marfil
Para protegerte en la oscuridad sin fin
Eso es arte
Que el amor te ahogue con estrepito
Que no halla más guerras ni ejercito
Eso es arte
Si el fauno te busca de noche
Y la bella Ada no admite reproche
Eso es arte
martes, 13 de septiembre de 2011
Bitácora y Bienvenida Garcilaso de la Vega ÉGLOGA III - TIRRENO ALCINO
Aquella voluntad honesta y pura,
ilustre y hermosísima María,
que en mí de celebrar tu hermosura,
tu ingenio y tu valor estar solía,
a despecho y pesar de la ventura
que por otro camino me desvía,
está y estará en mí tanto clavada,
cuanto del cuerpo el alma acompañada.
Y aún no se me figura que me toca
aqueste oficio solamente en vida;
mas con la lengua muerta y fría en la boca
pienso mover la voz a ti debida.
Libre mi alma de su estrecha roca
por el Estigio lago conducida,
celebrándose irá, y aquel sonido
hará parar las aguas del olvido.
Mas la fortuna, de mi mal no harta,
me aflige, y de un trabajo en otro lleva;
ya de la patria, ya del bien me aparta;
ya mi paciencia en mil maneras prueba;
y lo que siento más es que la carta
donde mi pluma en tu alabanza mueva,
poniendo en su lugar cuidados vanos,
me quita y me arrebata de las manos.
Pero por más que en mí su fuerza pruebe
no tomará mi corazón mudable;
nunca dirán jamás que me remueve
fortuna de un estudio tan loable.
Apolo y las hermanas todas nueve,
me darán ocio y lengua con que hable
lo menos de lo que en tu ser cupiere;
que esto será lo más que yo pudiere.
En tanto no te ofenda ni te harte
tratar del campo y soledad que amaste,
ni desdeñes aquesta inculta parte
de mi estilo, que en algo ya estimaste.
Entre las armas del sangriento Marte,
do apenas hay quien su furor contraste,
hurté de tiempo aquesta breve suma,
tomando, ora la espada, ora la pluma.
Aplica, pues, un rato los sentidos
al bajo son de mi zampoña ruda,
indigna de llegar a tus oídos,
pues de ornamento y gracia va desnuda;
mas a las veces son mejor oídos
el puro ingenio y lengua casi muda,
testigos limpios de ánimo inocente,
que la curiosidad del elocuente.
Por aquesta razón de ti escuchado,
aunque me falten otras, ser merezco.
Lo que puedo te doy, y lo que he dado,
con recibillo tú yo me enriquezco.
De cuatro ninfas que del Tajo amado
salieron juntas a cantar me ofrezco:
Filódoce, Dinámene y Climene,
Nise, que en hermosura par no tiene.
Cerca del Tajo en soledad amena
de verdes sauces hay una espesura,
toda de yedra revestida y llena,
que por el tronco va hasta la altura,
y así la teje arriba y encadena,
que el sol no halla paso a la verdura;
el agua baña el prado con sonido
alegrando la vista y el oído.
Con tanta mansedumbre el cristalino
Tajo en aquella parte caminaba,
que pudieran los ojos el camino
determinar apenas que llevaba.
Peinando sus cabellos de oro fino,
una ninfa del agua do moraba
la cabeza sacó, y el prado ameno
vido de flores y de sombra lleno.
Movióla el sitio umbroso, el manso viento,
el suave olor de aquel florido suelo.
Las aves en el fresco apartamiento
vio descansar del trabajoso vuelo.
Secaba entonces el terreno aliento
el sol subido en la mitad del cielo.
En el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba.
Habiendo contemplado una gran pieza
atentamente aquel lugar sombrío,
somorgujó de nuevo su cabeza,
y al fondo se dejó calar del río.
A sus hermanas a contar empieza
del verde sitio el agradable frío,
y que vayan las ruega y amonesta
allí con su labor a estar la siesta.
No perdió en esto mucho tiempo el ruego,
que las tres de ellas su labor tomaron
y en mirando de fuera, vieron luego
el prado, hacia el cual enderezaron.
El agua clara con lascivo juego
nadando dividieron y cortaron,
hasta que el blanco pie tocó mojado,
saliendo de la arena el verde prado.
Poniendo ya en lo enjuto las pisadas,
escurrieron del agua sus cabellos,
los cuales esparciendo, cobijadas
las hermosas espaldas fueron de ellos.
Luego sacando telas delicadas,
que en delgadeza competían con ellos,
en lo más escondido se metieron,
y a su labor atentas se pusieron.
Las telas eran hechas y tejidas
del oro que el felice Tajo envía,
apurado después de bien cernidas
las menudas arenas do se cría:
y de las verdes hojas reducidas
en estambre sutil, cual convenía
para seguir el delicado estilo
del oro ya tirado en rico hilo.
La delicada estambre era distinta
de los colores que antes le habían dado
con la fineza de la varia tinta
que se halla en las conchas del pescado.
Tanto artificio muestra en lo que pinta
y teje cada Ninfa en su labrado,
cuanto mostraron en sus tablas antes
el celebrado Apeles y Timantes.
Filódoce, que así de aquellas era
llamada la mayor, con diestra mano
tenía figurada la ribera
de Estrimón, de una parte el verde llano.
y de otra el monte de aspereza fiera,
pisado tarde o nunca de pie humano,
donde el amor movió con tanta gracia
la dolorosa lengua del de Tracia.
Estaba figurada la hermosa
Eurídice, en el blanco pie mordida
en la pequeña sierpe ponzoñosa
entre la hierba y flores escondida;
descolorida estaba como rosa
que ha sido fuera de sazón cogida,
y el ánima los ojos ya volviendo,
de su hermosa carne despidiendo.
Figurado se vía extensamente
el osado marido que bajaba
al triste reino de la oscura gente,
y la mujer perdida recobraba;
y cómo después de esto él, impaciente
por miralla de nuevo, la tornaba
a perder otra vez, y del tirano
se queja al monte solitario en vano.
Dinámene no menos artificio
mostraba en la labor que había tejido,
pintando a Apolo en el robusto oficio
de la silvestre caza embebecido.
Mudar luego le hace el ejercicio
la vengativa mano de Cupido.
que hizo a Apolo consumirse en lloro
después que le enclavó con punta de oro.
Dafne con el cabello suelto al viento,
sin perdonar al blanco pie corria
por áspero camino, tan sin tiento
que Apolo en la pintura parecía que,
porque ella templase el movimiento,
con menos ligereza la segura.
El va siguiendo, y ella huye
como quien siente al pecho el odioso plomo.
Mas a la fin los brazos le crecían,
y en sendos ramos vueltos se mostraban.
Y los cabellos. que vencer solían
al oro fino, en hojas se tornaban;
en torcidas raíces se extendían
los blancos pies, y en tierra se hincaban;
llora el amante, y busca el ser primero,
besando y abrazando aquel madero.
Climene, llena de destreza y maña,
el oro y las colores matizando
iba, de hayas una gran montaña,
de robles y de peñas variando;
un puerco entre ellas de braveza extraña,
estaba los colmillos aguzando
contra un mozo; no menos animoso,
con su venablo en mano, que hermoso.
Tras esto el puerco allí se vía herido
de aquel mancebo por su mal valiente,
y el mozo en tierra estaba ya tendido,
abierto el pecho del rabioso diente;
con el cabello de oro desparcido
barriendo el suelo miserablemente,
las rosas blancas por alí sembradas
tornaba con su sangre coloradas.
Adonis este se mostraba que era,
según se muestra Venus dolorida,
que viendo la herida abierta y fiera,
estaba sobre él casi amortecida.
Boca con boca coge la postrera
parte del aire que solía dar vida
al cuerpo, por quien ella en este suelo
aborrecido tuvo al alto cielo.
La blanca Nise no tomó a destajo
de los pasados casos la memoria
y en la labor de su sutil trabajo
no quiso entretejer antigua historia;
antes mostrando de su claro Tajo
en su labor la celebrada gloria,
lo figuró en la parte donde él baña
la más felice tierra de la España.
Pintado el caudaloso río se vía,
que en áspera estrecheza reducido,
un monte casi alrededor ceñía
con ímpetu corriendo y con ruido;
querer cercallo todo parecía
en su volver, mas era afán perdido;
dejábase correr en fin derecho,
contento de lo mucho que había hecho.
Estaba puesta en la sublime cumbre
del monte, y desde allí por él sembrada
aquella ilustre y clara pesadumbre
de antiguos edificios adornada.
De allí con agradable mansedumbre
el Tajo va siguiendo su jornada,
y regando los campos y arboledas
con artificio de las altas ruedas.
En la hermosa tela se veían
entretejidas las silvestres diosas
salir de la espesura, y que venían
todas a la ribera presurosas,
en el semblante tristes, y traían
cestillos blancos de purpúreas rosas,
las cuales esparciendo derramaban
sobre una ninfa muerta, que lloraban,
Todas con el cabello desparcido
lloraban una ninfa delicada,
cuya vida mostraba que había sido
antes de tiempo y casi en flor cortada.
Cerca del agua en el lugar florido,
estaba entre las hierbas degollada,
cual queda el blanco cisne cuando pierde
la dulce vida entre la hierba verde.
Una de aquellas diosas, que en belleza,
al parecer, a todas excedía,
mostrando en el semblante la tristeza
que del funesto y triste caso había
apartado algún tanto, en la corteza
de un álamo estas letras escribía
como epitafio de la ninfa bella,
que hablaban así por parte de ella.
"Elisa soy, en cuyo nombre suena
y se lamenta el monte cavernoso,
testigo del dolor y grave pena
en que por mí se aflige Nemoroso,
y llama ¡Elisa!... ¡Elisa! a boca llena
responde el Tajo, y lleva presuroso
al mar de Lusitania el nombre mío,
donde será escuchado, yo lo fío."
En fin en esta tela artificiosa
toda la historia estaba figurada,
que en aquella ribera deleitosa
de Nemoroso fue tan celebrada;
porque de todo aquesto y cada cosa
estaba Nise ya tan lnformada,
que llorando el pastor, mil veces ella
se enterneció escuchando su querella.
Y porque aqueste lamentable cuento
no sólo entre las selvas se contase,
mas dentro de las ondas sentimiento
con la noticia desto se mostrase,
quiso que de su tela el argumento
la bella ninfa muerta señalase
y así se publicase de uno en uno
por el húmedo reino de Neptuno.
Destas historias tales variadas
eran las telas de las cuatro hermanas,
las cuales con colores matizadas
claras y luces de las sombras vanas,
mostraban a los ojos relevadas
las cosas y figuras que eran llanas,
tanto, que al parecer el cuerpo vano
pudiera ser tomado con la mano.
Los rayos ya del sol se trastornaban,
escondiendo su luz al mundo cara
tras altos montes, y a la luna daban
lugar para mostrar su blanca cara;
los peces a menudo ya saltaban,
con la cola azotando el agua clara,
cuando las Ninfas, la labor dejando,
hacia el agua se fueron paseando.
En las templadas ondas ya metidos
tenían los pies, y reclinar querían
los blancos cuerpos, cuando sus oídos
fueron de dos zampoñas que tañían
suave y dulcemente, detenidos;
tanto, que sin mudarse las oían,
y al son de las zampoñas escuchaban
dos pastores a veces que cantaban.
Más claro cada vez el son se oía,
de los pastores, que venían cantando
tras el ganado, que también venía
por aquel verde soto caminando;
y a la majada, ya pasado el día,
recogido le llevan, alegrando
las verdes selvas con el son suave
haciendo su trabajo menos grave.
Tirreno de estos dos el uno era,
Alcino el otro, entrambos estimados,
y sobre cuantos pacen la ribera
del Tajo con sus vacas enseñados;
mancebos de una edad, de una manera
a cantar juntamente aparejados
y a responder, aquesto van diciendo,
cantando el uno, el otro respondiendo.
TIRRENO
Flérida, para mi dulce y sabrosa
más que la fruta del cercado ajeno,
más blanca que la leche, y más hermosa
que el prado por abril de flores lleno:
si tú respondes pura y amorosa
al verdadero amor de tu Tirreno,
a mi majada arribarás primero
que el cielo nos muestre su lucero.
ALCINO
Hermosa Filis, siempre yo te sea
amargo al gusto más que la retama,
y de ti despojado yo me vea,
cual queda el tronco de su verde rama,
si más que yo el murciélago desea
la oscuridad, ni más la luz desama,
por ver ya el fin de un término tamaño
de este día; para mí mayor que un año.
TIRRENO
Cual suele acompañada de su bando
aparecer la dulce primavera,
cuando Favonio y Céfiro soplando
al campo toman su beldad primera,
y van artificiosos esmaltando
de rojo, azul y blanco la ribera,
en tal manera a mi Flérida mía
viniendo, reverdece mi alegría.
ALClNO
¿Ves el furor del animoso viento
embravecido en la fragosa sierra
que los antiguos robles ciento a ciento,
y los pinos altísimos atierra,
y de tanto destrozo aún no contento,
al espantoso mar mueve la guerra?
Pequeña es esta furia, comparada
a la de Filis, con Alcino airada.
TIRRENO
El blanco trigo multiplica y crece
produce el campo en abundancia y tierno
pasto al ganado; el verde monte ofrece
a las fieras salvajes su gobierno-,
a do quiera me miro, me parece
que derrama la copia todo el cuerno;
mas todo se convertirá en abrojos,
si de ello aparta Flérida sus ojos.
ALCINO
De la esterilidad es oprimido
el monte, el campo, el soto y el ganado;
la malicia del aire corrompido
hace morir la yerba mal su grado;
las aves ven su descubierto nido,
que ya de verdes hojas fue cercado;
pero si Fllis por aqui tornare,
hará reverdecer cuanto mirare.
TIRRENO
El álamo de Alcides escogido
fue siempre, y el laurel del rojo Apolo;
de la hermosa Venus fue tenido
en precio y en estima el mirto solo;
el verde sauce de Flérida es querido,
y por suyo entre todos escogiólo:
doquiera que de hoy más sauces se hallen,
el álamo, el laurel y el mirto callen.
ALCINO
El fresno por la selva en hermosura
sabemos ya que sobre todos vaya,
y en aspereza y monte de espesura
se aventaja la verde y alta haya;
mas el que la beldad de tu figura,
donde quiera mirando, Filis, haya,
al fresno y a la haya en su aspereza
confesará que vence tu belleza.
Esto cantó Tirreno, y esto Alcino
le respondió; y habiendo ya acabado
el dulce son, siguieron su camino
con paso un poco más apresurado.
Siendo a las ninfas ya el rumor vecino,
juntas se arrojan por el agua a nado;
y de la blanca espuma que movieron,
las cristalinas ondas se cubrieron.
ilustre y hermosísima María,
que en mí de celebrar tu hermosura,
tu ingenio y tu valor estar solía,
a despecho y pesar de la ventura
que por otro camino me desvía,
está y estará en mí tanto clavada,
cuanto del cuerpo el alma acompañada.
Y aún no se me figura que me toca
aqueste oficio solamente en vida;
mas con la lengua muerta y fría en la boca
pienso mover la voz a ti debida.
Libre mi alma de su estrecha roca
por el Estigio lago conducida,
celebrándose irá, y aquel sonido
hará parar las aguas del olvido.
Mas la fortuna, de mi mal no harta,
me aflige, y de un trabajo en otro lleva;
ya de la patria, ya del bien me aparta;
ya mi paciencia en mil maneras prueba;
y lo que siento más es que la carta
donde mi pluma en tu alabanza mueva,
poniendo en su lugar cuidados vanos,
me quita y me arrebata de las manos.
Pero por más que en mí su fuerza pruebe
no tomará mi corazón mudable;
nunca dirán jamás que me remueve
fortuna de un estudio tan loable.
Apolo y las hermanas todas nueve,
me darán ocio y lengua con que hable
lo menos de lo que en tu ser cupiere;
que esto será lo más que yo pudiere.
En tanto no te ofenda ni te harte
tratar del campo y soledad que amaste,
ni desdeñes aquesta inculta parte
de mi estilo, que en algo ya estimaste.
Entre las armas del sangriento Marte,
do apenas hay quien su furor contraste,
hurté de tiempo aquesta breve suma,
tomando, ora la espada, ora la pluma.
Aplica, pues, un rato los sentidos
al bajo son de mi zampoña ruda,
indigna de llegar a tus oídos,
pues de ornamento y gracia va desnuda;
mas a las veces son mejor oídos
el puro ingenio y lengua casi muda,
testigos limpios de ánimo inocente,
que la curiosidad del elocuente.
Por aquesta razón de ti escuchado,
aunque me falten otras, ser merezco.
Lo que puedo te doy, y lo que he dado,
con recibillo tú yo me enriquezco.
De cuatro ninfas que del Tajo amado
salieron juntas a cantar me ofrezco:
Filódoce, Dinámene y Climene,
Nise, que en hermosura par no tiene.
Cerca del Tajo en soledad amena
de verdes sauces hay una espesura,
toda de yedra revestida y llena,
que por el tronco va hasta la altura,
y así la teje arriba y encadena,
que el sol no halla paso a la verdura;
el agua baña el prado con sonido
alegrando la vista y el oído.
Con tanta mansedumbre el cristalino
Tajo en aquella parte caminaba,
que pudieran los ojos el camino
determinar apenas que llevaba.
Peinando sus cabellos de oro fino,
una ninfa del agua do moraba
la cabeza sacó, y el prado ameno
vido de flores y de sombra lleno.
Movióla el sitio umbroso, el manso viento,
el suave olor de aquel florido suelo.
Las aves en el fresco apartamiento
vio descansar del trabajoso vuelo.
Secaba entonces el terreno aliento
el sol subido en la mitad del cielo.
En el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba.
Habiendo contemplado una gran pieza
atentamente aquel lugar sombrío,
somorgujó de nuevo su cabeza,
y al fondo se dejó calar del río.
A sus hermanas a contar empieza
del verde sitio el agradable frío,
y que vayan las ruega y amonesta
allí con su labor a estar la siesta.
No perdió en esto mucho tiempo el ruego,
que las tres de ellas su labor tomaron
y en mirando de fuera, vieron luego
el prado, hacia el cual enderezaron.
El agua clara con lascivo juego
nadando dividieron y cortaron,
hasta que el blanco pie tocó mojado,
saliendo de la arena el verde prado.
Poniendo ya en lo enjuto las pisadas,
escurrieron del agua sus cabellos,
los cuales esparciendo, cobijadas
las hermosas espaldas fueron de ellos.
Luego sacando telas delicadas,
que en delgadeza competían con ellos,
en lo más escondido se metieron,
y a su labor atentas se pusieron.
Las telas eran hechas y tejidas
del oro que el felice Tajo envía,
apurado después de bien cernidas
las menudas arenas do se cría:
y de las verdes hojas reducidas
en estambre sutil, cual convenía
para seguir el delicado estilo
del oro ya tirado en rico hilo.
La delicada estambre era distinta
de los colores que antes le habían dado
con la fineza de la varia tinta
que se halla en las conchas del pescado.
Tanto artificio muestra en lo que pinta
y teje cada Ninfa en su labrado,
cuanto mostraron en sus tablas antes
el celebrado Apeles y Timantes.
Filódoce, que así de aquellas era
llamada la mayor, con diestra mano
tenía figurada la ribera
de Estrimón, de una parte el verde llano.
y de otra el monte de aspereza fiera,
pisado tarde o nunca de pie humano,
donde el amor movió con tanta gracia
la dolorosa lengua del de Tracia.
Estaba figurada la hermosa
Eurídice, en el blanco pie mordida
en la pequeña sierpe ponzoñosa
entre la hierba y flores escondida;
descolorida estaba como rosa
que ha sido fuera de sazón cogida,
y el ánima los ojos ya volviendo,
de su hermosa carne despidiendo.
Figurado se vía extensamente
el osado marido que bajaba
al triste reino de la oscura gente,
y la mujer perdida recobraba;
y cómo después de esto él, impaciente
por miralla de nuevo, la tornaba
a perder otra vez, y del tirano
se queja al monte solitario en vano.
Dinámene no menos artificio
mostraba en la labor que había tejido,
pintando a Apolo en el robusto oficio
de la silvestre caza embebecido.
Mudar luego le hace el ejercicio
la vengativa mano de Cupido.
que hizo a Apolo consumirse en lloro
después que le enclavó con punta de oro.
Dafne con el cabello suelto al viento,
sin perdonar al blanco pie corria
por áspero camino, tan sin tiento
que Apolo en la pintura parecía que,
porque ella templase el movimiento,
con menos ligereza la segura.
El va siguiendo, y ella huye
como quien siente al pecho el odioso plomo.
Mas a la fin los brazos le crecían,
y en sendos ramos vueltos se mostraban.
Y los cabellos. que vencer solían
al oro fino, en hojas se tornaban;
en torcidas raíces se extendían
los blancos pies, y en tierra se hincaban;
llora el amante, y busca el ser primero,
besando y abrazando aquel madero.
Climene, llena de destreza y maña,
el oro y las colores matizando
iba, de hayas una gran montaña,
de robles y de peñas variando;
un puerco entre ellas de braveza extraña,
estaba los colmillos aguzando
contra un mozo; no menos animoso,
con su venablo en mano, que hermoso.
Tras esto el puerco allí se vía herido
de aquel mancebo por su mal valiente,
y el mozo en tierra estaba ya tendido,
abierto el pecho del rabioso diente;
con el cabello de oro desparcido
barriendo el suelo miserablemente,
las rosas blancas por alí sembradas
tornaba con su sangre coloradas.
Adonis este se mostraba que era,
según se muestra Venus dolorida,
que viendo la herida abierta y fiera,
estaba sobre él casi amortecida.
Boca con boca coge la postrera
parte del aire que solía dar vida
al cuerpo, por quien ella en este suelo
aborrecido tuvo al alto cielo.
La blanca Nise no tomó a destajo
de los pasados casos la memoria
y en la labor de su sutil trabajo
no quiso entretejer antigua historia;
antes mostrando de su claro Tajo
en su labor la celebrada gloria,
lo figuró en la parte donde él baña
la más felice tierra de la España.
Pintado el caudaloso río se vía,
que en áspera estrecheza reducido,
un monte casi alrededor ceñía
con ímpetu corriendo y con ruido;
querer cercallo todo parecía
en su volver, mas era afán perdido;
dejábase correr en fin derecho,
contento de lo mucho que había hecho.
Estaba puesta en la sublime cumbre
del monte, y desde allí por él sembrada
aquella ilustre y clara pesadumbre
de antiguos edificios adornada.
De allí con agradable mansedumbre
el Tajo va siguiendo su jornada,
y regando los campos y arboledas
con artificio de las altas ruedas.
En la hermosa tela se veían
entretejidas las silvestres diosas
salir de la espesura, y que venían
todas a la ribera presurosas,
en el semblante tristes, y traían
cestillos blancos de purpúreas rosas,
las cuales esparciendo derramaban
sobre una ninfa muerta, que lloraban,
Todas con el cabello desparcido
lloraban una ninfa delicada,
cuya vida mostraba que había sido
antes de tiempo y casi en flor cortada.
Cerca del agua en el lugar florido,
estaba entre las hierbas degollada,
cual queda el blanco cisne cuando pierde
la dulce vida entre la hierba verde.
Una de aquellas diosas, que en belleza,
al parecer, a todas excedía,
mostrando en el semblante la tristeza
que del funesto y triste caso había
apartado algún tanto, en la corteza
de un álamo estas letras escribía
como epitafio de la ninfa bella,
que hablaban así por parte de ella.
"Elisa soy, en cuyo nombre suena
y se lamenta el monte cavernoso,
testigo del dolor y grave pena
en que por mí se aflige Nemoroso,
y llama ¡Elisa!... ¡Elisa! a boca llena
responde el Tajo, y lleva presuroso
al mar de Lusitania el nombre mío,
donde será escuchado, yo lo fío."
En fin en esta tela artificiosa
toda la historia estaba figurada,
que en aquella ribera deleitosa
de Nemoroso fue tan celebrada;
porque de todo aquesto y cada cosa
estaba Nise ya tan lnformada,
que llorando el pastor, mil veces ella
se enterneció escuchando su querella.
Y porque aqueste lamentable cuento
no sólo entre las selvas se contase,
mas dentro de las ondas sentimiento
con la noticia desto se mostrase,
quiso que de su tela el argumento
la bella ninfa muerta señalase
y así se publicase de uno en uno
por el húmedo reino de Neptuno.
Destas historias tales variadas
eran las telas de las cuatro hermanas,
las cuales con colores matizadas
claras y luces de las sombras vanas,
mostraban a los ojos relevadas
las cosas y figuras que eran llanas,
tanto, que al parecer el cuerpo vano
pudiera ser tomado con la mano.
Los rayos ya del sol se trastornaban,
escondiendo su luz al mundo cara
tras altos montes, y a la luna daban
lugar para mostrar su blanca cara;
los peces a menudo ya saltaban,
con la cola azotando el agua clara,
cuando las Ninfas, la labor dejando,
hacia el agua se fueron paseando.
En las templadas ondas ya metidos
tenían los pies, y reclinar querían
los blancos cuerpos, cuando sus oídos
fueron de dos zampoñas que tañían
suave y dulcemente, detenidos;
tanto, que sin mudarse las oían,
y al son de las zampoñas escuchaban
dos pastores a veces que cantaban.
Más claro cada vez el son se oía,
de los pastores, que venían cantando
tras el ganado, que también venía
por aquel verde soto caminando;
y a la majada, ya pasado el día,
recogido le llevan, alegrando
las verdes selvas con el son suave
haciendo su trabajo menos grave.
Tirreno de estos dos el uno era,
Alcino el otro, entrambos estimados,
y sobre cuantos pacen la ribera
del Tajo con sus vacas enseñados;
mancebos de una edad, de una manera
a cantar juntamente aparejados
y a responder, aquesto van diciendo,
cantando el uno, el otro respondiendo.
TIRRENO
Flérida, para mi dulce y sabrosa
más que la fruta del cercado ajeno,
más blanca que la leche, y más hermosa
que el prado por abril de flores lleno:
si tú respondes pura y amorosa
al verdadero amor de tu Tirreno,
a mi majada arribarás primero
que el cielo nos muestre su lucero.
ALCINO
Hermosa Filis, siempre yo te sea
amargo al gusto más que la retama,
y de ti despojado yo me vea,
cual queda el tronco de su verde rama,
si más que yo el murciélago desea
la oscuridad, ni más la luz desama,
por ver ya el fin de un término tamaño
de este día; para mí mayor que un año.
TIRRENO
Cual suele acompañada de su bando
aparecer la dulce primavera,
cuando Favonio y Céfiro soplando
al campo toman su beldad primera,
y van artificiosos esmaltando
de rojo, azul y blanco la ribera,
en tal manera a mi Flérida mía
viniendo, reverdece mi alegría.
ALClNO
¿Ves el furor del animoso viento
embravecido en la fragosa sierra
que los antiguos robles ciento a ciento,
y los pinos altísimos atierra,
y de tanto destrozo aún no contento,
al espantoso mar mueve la guerra?
Pequeña es esta furia, comparada
a la de Filis, con Alcino airada.
TIRRENO
El blanco trigo multiplica y crece
produce el campo en abundancia y tierno
pasto al ganado; el verde monte ofrece
a las fieras salvajes su gobierno-,
a do quiera me miro, me parece
que derrama la copia todo el cuerno;
mas todo se convertirá en abrojos,
si de ello aparta Flérida sus ojos.
ALCINO
De la esterilidad es oprimido
el monte, el campo, el soto y el ganado;
la malicia del aire corrompido
hace morir la yerba mal su grado;
las aves ven su descubierto nido,
que ya de verdes hojas fue cercado;
pero si Fllis por aqui tornare,
hará reverdecer cuanto mirare.
TIRRENO
El álamo de Alcides escogido
fue siempre, y el laurel del rojo Apolo;
de la hermosa Venus fue tenido
en precio y en estima el mirto solo;
el verde sauce de Flérida es querido,
y por suyo entre todos escogiólo:
doquiera que de hoy más sauces se hallen,
el álamo, el laurel y el mirto callen.
ALCINO
El fresno por la selva en hermosura
sabemos ya que sobre todos vaya,
y en aspereza y monte de espesura
se aventaja la verde y alta haya;
mas el que la beldad de tu figura,
donde quiera mirando, Filis, haya,
al fresno y a la haya en su aspereza
confesará que vence tu belleza.
Esto cantó Tirreno, y esto Alcino
le respondió; y habiendo ya acabado
el dulce son, siguieron su camino
con paso un poco más apresurado.
Siendo a las ninfas ya el rumor vecino,
juntas se arrojan por el agua a nado;
y de la blanca espuma que movieron,
las cristalinas ondas se cubrieron.
Sílabo
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL FRANCISCO MORAZÁN
SÍLABO Lic. José Alberto Díaz Perdomo
Espacio pedagógico: Modelos Literarios: Poesía Código: ELL-1504 | |||
Área Académica: Letras y Lenguas | |||
Requisito: ELL –1203 Introducción a los estudios literarios | |||
Horario | Septiembre | Octubre | Noviembre |
Lunes a jueves 7:00 – 7:55 am | | | |
Competencias 1. Capacidad para análisis y de síntesis 2. Capacidad para comunicación oral y escrita 3. Capacidad para trabajar en equipo 4. Capacidad para gestionar el aprendizaje autónomo, crítico y creativo 5. Capacidad para identificación y caracterización de los elementos del género poético, sus tendencias de acuerdo a la época. 6. Capacidad para establecer similitudes y diferencias entre las expresiones poéticas orientales y las occidentales. 7. Capacidad para diferenciar el discurso poético del discurso narrativo. | |||
Subcompetencias 1. Identificar los elementos del género poético. 2. Caracterizar la poesía de acuerdo con tendencias y épocas. 3. Analizar diferentes obras poéticas. 4. Participar en conversatorios, exposiciones, mini conferencias y así contribuir con la expresión oral y escrita. 5. Presentar en equipo, análisis e interpretación de obras. 6. Relacionar las manifestaciones poéticas con su contexto histórico, social, filosófico y literario. 7. Ensayar aproximaciones curriculares de las formas literarias estudiadas en los distintos niveles educativos. | |||
Área temática a. Poesía antigua oriental b. Poesía grecolatina c. Poesía medieval d. Poesía renacentista e. Poesía barroca f. Poesía neoclásica g. Poesía romántica h. Poesía simbolista i. Poesía modernista j. Poesía parnasianista k. Poesía vanguardista a. Nuevas tendencias de la poesía contemporánea | |||
Metodología de Enseñanza-Aprendizaje: Para el desarrollo de este espacio pedagógico se proponen las siguientes estrategias: elaboración de blog, iinvestigación, resúmenes, síntesis, investigación-acción y bibliográfica, trabajos en grupos colaborativos, mapas cognitivos, debates, exposiciones, murales, conferencias, conversatorios, asignación de tareas, análisis de textos y pruebas objetivas. | |||
Estrategias de evaluación: a) Evaluación diagnóstica (12/09/2011) b) Evaluación sumativa - Elaboración del blog 60% (Diseño 20%, bitácora 20%, incorporación de las evidencias de aprendizaje 20%.) - Exposiciones 20% - Cuadro comparativo de la poesía oriental 10% - Mapas mentales 10% - Tres pruebas escrita 50% - Murales 25% - Entrevista a un poeta hondureño (video) 30% - Aplicación de análisis estructural a poesía 20% - Visita al teatro. 25% - Análisis final de una obra de un escritor hondureño y conversatorio 50% c) Evaluación formativa - Participación en clase, puntualidad en los trabajos, asistencia a clases, cooperación y motivación en las asignaciones 25% | |||
Bibliografía mínima: 1. Alfonso Carvajal, (2002) Los Poetas Malditos un Ensayo Libre de Culpa, Colombia, Panamericana, Editorial. 2. Arias Martín y Martín Hadis (2001) Borges profesor. Curso de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires. Argentina: MC editores. 3. Anna Balakian, (1969) El Movimiento Simbolista, España, Ediciones Guadarrama, S.A. 4. Andrè Breton, (2002) Manifiestos Surrealistas, Madrid, Visor. 5. Agusti Bartra, (1974) Antología de la Poesía Norteamericana, México, Plaza & Janes, S.A. Editores. 6. Ángel L. Cilveti, (1974) Introducción a la Mística Española, Madrid, Editorial Cátedra. 7. Emmanuelle De L´Ecotais, (1998) El Espíritu Daada, Madrid, Traducción Bìa Minchot, Editons Assouline. 8. Fernando Lázaro Carreter, Estilo Barroco y Personalidad Creadora (1984), Madrid, Cátedra. 9. Fray Luis de León, (1989) Poesías, Madrid, Ediciones Preparada por Miguel Santiago. 10. J.M. Ibáñez Langloris, (1978) Tres Claves de La Poesía Contemporánea, Madrid, Ediciones Rialp, S.A. |
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